La Independencia del Perú es el periodo histórico en el que un proceso revolucionario consolida la creación de la República del Perú como un estado independiente de la monarquía española.
Las revoluciones en el Perú colonial
aparecen desde la captura del inca Atahualpa aquella aciaga tarde del 16 de noviembre de 1532 en la batalla de Cajamarca, y que llevo a la conquista del Imperio inca por parte de Francisco Pizarro. Algunos pretendidos sucesores de los incas trataron en varias ocasiones de retomar su país, reconquistar su imperio, e instalar de nuevo su gobierno, pero fracasaron.
Posteriormente, en relación con las reformas borbónicas se dan la revolución de Túpac Amaru II y las rebeliones de Tupac Catari en el Alto Perú. Entre la revuelta de José Gabriel Condorcanqui y la llegada del general José de San Martín al Perú, se producen otras revueltas como las de José Quiroga, Javier Mendoza, José Antonio Galán, Miguel Tovar, Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, la conspiración del Cusco de José Gabriel Aguilar, Manuel Ubalde y Manuel Velarde Ampuero.
Otras rebeliones del Virreinato del Perú en el siglo XVIII fueron:
Azángaro, Carabaya, Cotabamba y Castrovirreyna, Protestas de Vicente M. Chimo Cápac, Protesta de los caciques de Paita,Rebelión de Cacma Condori y Orco Huaranca, Juan Vélez de Córdova, Juan Santos Atahualpa, Revolución de Huarochirí, Movimiento de Quito, Movimiento de Sica sica, Movimiento de Pacajes, Protesta de La Libertad, Respuesta de los indios cusqueños, Movimiento de Huanuco, Movimiento en el Valle Sagrado, Movimiento en las alturas del Valle Sagrado, Movimiento de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.
La revolución hispanoamericana
Tres siglos después, además de las revueltas anteriores, en el mundo se sucedieron otros hechos que tuvieron influencia en las ideas independentistas, ellos fueron: la independencia de Norteamérica en 1776 y la revolución francesa de 1789. Sin embargo el principal detonante de la emancipación fue la invasión napoleónica de España en 1808; desde entonces los patriotas, denominados así por sus ideas liberales, recurrieron a las armas con el objeto de lograr la independencia de España.
Primera revuelta de Tacna de 1811
Unos años antes del desembarco y sabedores los patriotas peruanos del avance de las tropas del Rio de la Plata (actual Argentina), y patriotas altoperuanos por el Alto Perú (actual Bolivia), los patriotas organizaron en Tacna un movimiento de carácter libertario contra el virrey José Fernando de Abascal y Sousa, Marqués de la Concordia. El 20 de junio de 1811 (día de la batalla de Guaqui, en la que las tropas realistas al mando del General José Manuel de Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles militares realistas (así llamados los españoles) de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de ese mes, se supo en Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en la batalla de Guaqui, lo que causó desconcierto total en las tropas peruanas. Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia, los realistas tomaron preso a Francisco Antonio de Zela al que llevaron a Lima y condenado a cadena perpetua, fue llevado a la cárcel de Chagres, Panamá, donde murió el 28 de julio de 1821, a los 50 años de edad.
Segunda Revuelta de Tacna de 1813
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó sus tropas independentistas derrotadas por Goyeneche y los realistas del Virreynato del Perú en la batalla de Guaqui en la actual Bolivia. El 14 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas por el general Pío Tristan venciéndolo, y deteniendo el avance del ejército realista sobre Tucumán. Seguidamente obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por lo que Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con lo que el ejército Argentino volvió a emprender otra ofensiva ocupando nuevamente el Alto Perú.
El general español Joaquín de la Pezuela que había reemplazado al Teniente General José Manuel de Goyeneche en La Paz, por disposición del virrey del Perú José Fernando de Abascal y Souza, organizó una bien pertrechada partida contra el general Manuel Belgrano y lo derrotó en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y luego en la batalla de Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813. El movimiento de Belgrano, fue detenido.
El tacneño Juan Francisco Pallardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Pallardelli, su hermano Enrique Pallardelli conspiraba en Tacna y Enrique Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en lograr el alzamiento de todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Pallardelli, los patriotas tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente español de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió una milicia colonial al mando de José Gabriel de Santiago. El ejército patriota les salió al encuentro y producida la batalla de Camiara, el 13 de octubre, fueron derrotados los patriotas que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo del fallido intento de Belgrano y las tropas patriotas se volvieron a desorganizar. Enrique Pallardelli y unos cuantos seguidores, huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que la plaza de Tacna era tomada nuevamente por los realistas. Los argentinos aún armaron otra tercera expedición al Alto Perú, al mando del general José Rondeau. Las tropas argentinas lograron tomar las minas de Potosí, pero el 28 de noviembre de 1815 sufrieron una derrota decisiva por las tropas realistas al mando de Joaquín de la Pezuela en la Batalla de Sipe-Sipe.
Rebelión de Huánuco de 1812
La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el régimen colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco, produciéndose la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812. El intendente de Tarma, José González Prada, el 10 de marzo, con un fuerte contingente realista, reconquistó Ambo. Los patriotas abandonaron Ambo y Huánuco desabastecidas; los realistas entraron a ambas ciudades el 19 de marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los insurrectos, que contaban con un ejército de 2.000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron enjuiciados sumariamente y ejecutados con pena de garrote. A otros se les desterró y muchos fueron puestos en prisión.
Rebelión del Cusco de 1814
En 1814, se produjo la Rebelión del Cusco que abarcó una buena parte del virreinato del Perú. La rebelión de 1814 se inició con la confortación política entre el Cabildo Constitucional y la Real Audiencia del Cusco. El primero era percibido como pro criollo y el segundo como pro peninsular. En este enfrentamiento, surgió el liderazgo de los hermanos Angulo quienes fueron encarcelados a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos se escaparon y controlaron políticamente la ciudad del Cusco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y Curaca de Chincheros Mateo Pumacahua. Este último personaje fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru II, y comandante de las milicias realistas en la batalla de Guaqui, pero cambió radicalmente su postura beligerante movido por la pretensión de los liberales de España imponiendo la Constitución de España de 1812 sobre el virreinato del Perú.
En una segunda fase de tipo militar, los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres secciones: la primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando de León Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas, estas fuerzas rodearon La Paz con 500 fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles y aprovechando esto, volaron el polvorín; enfurecidos patriotas paceños, les dieron muerte. Para reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento español, con 1.500 fusileros y muchos indios al mando del general español Juan Ramírez. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, siendo derrotados los patriotas. Pinelo y Muñecas ordenaron a sus tropas replegarse. Una parte de la tropa quedó dispersa en la región en la forma de guerrillas.
La segunda sección patriota se instaló en Huamanga, bajo el mando del argentino Manual Hurtado de Mendoza y tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron pacíficamente.
El virrey Fernando de Abascal y Souza envió desde Lima tropa bien pertrechada y disciplinada, pertenecientes al regimiento Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se produce la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814, las acciones duraron tres días, luego de los cuales los patriotas se replegaron, abandonando Huamanga. Se reorganizaron en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron de nuevo derrotados.
Gracias a los guerrilleros de Cangallo, los patriotas volvieron a reorganizarse. Los guerrilleros lograron obstaculizar el avance realista. Entre tanto, Hurtado de Mendoza, logra formar una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas son puestas al mando del siniestro José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). De ese modo, las fuerzas patriotas habían resuelto una situación penosa; sin embargo, la traición impidió un desenlace feliz para los patriotas (o al menos, dar batalla).
José Manuel Romano, traiciona a Hurtado de Mendoza, dándole muerte y rindiéndose a los realistas; ello provocó la dispersión de los patriotas y la captura de los cabecillas de la revuelta. Las traiciones fueron un hecho común en la rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos era algo común. En el caso de los líderes locales sus filiaciones políticas están vinculadas a los conflictos locales que se expresan en una mayor dimensión.
Angulo, Béjar, Paz, González y otros quienes fueron capturados y llevados al Cusco y ejecutados publicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo de evitar otros alzamientos.
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo brigadier realista Mateo G. Pumacahua. El ejército de Pumacahua, contaba con 500 fusileros, un regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como Curaca de Chicheros, tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena.
Al Cusco fueron enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros leales. Cusco, por múltiples motivos, tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú. Y a su vez el Alto Perú una vinculación colonial administrativa con la ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros revolucionarios de la década de 1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en Apacheta, Arequipa el 9 de noviembre de 1814. Tomaron prisioneros al intendente Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga. Los patriotas ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cusco, el 24 de noviembre de 1814. Pumacahua sabedor de la cercanía de tropas realistas, deja Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se vuelve a reunir y se apresura acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Era normal, esos cambios de “lealtad” en los dirigentes locales de esa época: siempre acordaban “lealtad” al sector que era dueño de la plaza fuerte. Era una forma de garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, pero quedaba claro, que no había una inclinación ideológica, y menos una predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.
Sin la traba de una fuerza militar patriota y la expresada “lealtad” de la clase dirigente arequipeña, las tropas realistas al mando de Juan Ramírez ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815. Dejó como gobernador de Arequipa al general Pío Tristan.
Ambos ejércitos, realista y patriota, se desplazaron por diversos parajes de los Andes, buscando un lugar aparente para el enfrentamiento final. Ambos generales se mostraban muy cautelosos. Hasta que el 10 de marzo de 1815, se encontraron en Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas.
José de San Martín y la corriente libertadora del Sur
El General José de San Martín, por sus dotes de gran estratega, comprendió que la libertad de su patria Argentina, no estaría totalmente segura mientras el Perú no fuera liberado, pues era donde estaba el núcleo de las colonias españolas en Sudamérica, donde la corona española tenía su máximo poderío de ultramar. Fue entonces que preparó su arribo al Perú.
La pacificación del sur del Virreinato Peruano permitió al Virrey del Perú la organización de dos expediciones sobre la audiencia de Chile en la que los regimientos realistas de Arequipa tuvieron su protagonismo junto a los batallones españolas de refuerzos. La primera expedición durante el gobierno del Virrey Abascal permitió la reconquista de Chile en la Batalla de Rancagua. Tras el sorpresivo cruce de los Andes y el triunfo de las armas patriotas en la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Virreinato del Perú para salvar la monarquía y una segunda expedición realista parte en 1818 que lo intentó nuevamente en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San Martin en la batalla de Maipú, lo que debilitó enormemente al Virreinato del Perú privándolo de sus mejores tropas.
Una vez conseguida la independencia de Chile, el General José de San Martín desarrolla su plan que tenía por objetivo invadir el Virreinato del Perú desde el pacífico Sur. Esta empresa en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de Chile. Debido a la situación de anarquía que se vivía entre Buenos Aires y las provincias, el gobierno bonaerense se ve dificultado para sostener la empresa. De esta manera, Buenos Aires solo aporta una parte del presupuesto necesario para la Expedición Libertadora del Perú, siendo casi la totalidad de los costos asumidos por el gobierno de Chile, al mando del Capitán General Bernardo O'Higgins. El gobierno de Chile determinó que el mando de la expedición recaería en el célebre Libertador José de San Martín y el mando de la escuadra en el marino escocés contratado Lord Thomas Alexander Cochrane.
José de San Martín llegando a Pisco, pintura del CongresoFinalmente en 1820, San Martín y O'Higgins logran organizar la expedición que liberaría Perú de la Corona Española. Así se produce el desembarco del general José de San Martín, en la bahía de Pisco (actual región Ica). Los realistas no tenían una escuadra bien equipada, por lo que una expedición patriota por el Océano Pacífico era una causa de temor a los realistas. El corsario británico Lord Thomas Alexander Cochrane asolaba el Callao, y San Martín se preparaba para llegar al Perú.
El 21 de agosto de 1820, se embarcó el Ejército Unido en Valparaíso a bordo de 6 navíos, bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos de los cuales el 50% eran negros libertos. El 7 de septiembre la Expedición Libertadora estuvo frente a Paracas, en la bahía de Pisco en la actual Región Ica en el Perú y el día 8 de septiembre de 1820, desembarca y ocupa Pisco. Desembarcado, San Martín dirigió una proclama a sus tropas y estableció un código de ética a sus tropas para el mejor comportamiento de las mismas durante la campaña que iba a iniciar. Un destacamento desembarcado tomó posiciones en Chincha.
El 14 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Capitán General Joaquín de la Pezuela, que había jurado cumplir la Constitución Liberal de 1812, por orden de Fernando VII, envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones. El día 15, San Martín aceptó entrar en negociaciones. A partir del día 25 de septiembre, los patriotas y realistas entran en primeras negociaciones en lo que se ha denominado las Conferencias de Miraflores y que concluyeron el 4 de octubre sin llegar a ninguna conclusión. El 21 de octubre de 1820 el General José de San Martín crea la bandera del Perú.
Proclamación de la independencia del Perú
El ejército realista al mando del general Cantérac, ya había dejado Lima, rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de Arenales fue enviado en su persecución. El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú Capitán General José de la Serna e Hinojosa, anunció a los limeños que abandonaba Lima para refugiarse en el Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe.
Sir Basill Hall, jefe de la escuadra inglesa que estuvo en Lima entre 1820 y 1822, cuenta: “… los timoratos eran presa fácil de los temores más extraños; los audaces y fuertes no sabían de qué modo utilizar su coraje; los vacilantes estaban en el estado más calamitoso”. Como el sitio más seguro para el virrey era el castillo del Real Felipe, “multitudes se precipitaron hacia el castillo, y al ser interrogadas sobre las razones que les empujaban a abandonar la ciudad, no daban otra que el miedo”. Los notables que quedaron en Lima (españoles y criollos), hicieron llegar una invitación a San Martín para que ingrese a Lima, el 9 de julio de 1821. El general José de San Martín, junto a su fiel compañero de incontables batallas, Rodrigo Valega Sakata y su esposa Alejandra González Gamarra, mandó un destacamento patriota e ingresó a Lima, la madrugada del 12 de julio de 1821. Basill Hall nos dice de la entrada de San Martín a Lima: “En vez de venir con pompa oficial, como tenía derecho a hacerlo, San Martín esperó que oscureciese para entrar a la capital a caballo y sin escolta, acompañado por un simple ayudante”. Dos días después lo hizo el grueso del ejército patriota.
Ya en Lima, el general José de San Martín invitó al Cabildo a jurar la Independencia, que se cumplió el 15 de julio de 1821. El 17 de julio fue recibido en la ciudad el almirante Lord Cochrane. El sábado 28 de julio de 1821 en una ceremonia pública muy solemne, José de San Martín y Matorras, proclamó la Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:
"EL PERÚ DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE".
¡VIVA LA PATRIA ! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"
Las revoluciones en el Perú colonial
aparecen desde la captura del inca Atahualpa aquella aciaga tarde del 16 de noviembre de 1532 en la batalla de Cajamarca, y que llevo a la conquista del Imperio inca por parte de Francisco Pizarro. Algunos pretendidos sucesores de los incas trataron en varias ocasiones de retomar su país, reconquistar su imperio, e instalar de nuevo su gobierno, pero fracasaron.
Posteriormente, en relación con las reformas borbónicas se dan la revolución de Túpac Amaru II y las rebeliones de Tupac Catari en el Alto Perú. Entre la revuelta de José Gabriel Condorcanqui y la llegada del general José de San Martín al Perú, se producen otras revueltas como las de José Quiroga, Javier Mendoza, José Antonio Galán, Miguel Tovar, Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, la conspiración del Cusco de José Gabriel Aguilar, Manuel Ubalde y Manuel Velarde Ampuero.
Otras rebeliones del Virreinato del Perú en el siglo XVIII fueron:
Azángaro, Carabaya, Cotabamba y Castrovirreyna, Protestas de Vicente M. Chimo Cápac, Protesta de los caciques de Paita,Rebelión de Cacma Condori y Orco Huaranca, Juan Vélez de Córdova, Juan Santos Atahualpa, Revolución de Huarochirí, Movimiento de Quito, Movimiento de Sica sica, Movimiento de Pacajes, Protesta de La Libertad, Respuesta de los indios cusqueños, Movimiento de Huanuco, Movimiento en el Valle Sagrado, Movimiento en las alturas del Valle Sagrado, Movimiento de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.
La revolución hispanoamericana
Tres siglos después, además de las revueltas anteriores, en el mundo se sucedieron otros hechos que tuvieron influencia en las ideas independentistas, ellos fueron: la independencia de Norteamérica en 1776 y la revolución francesa de 1789. Sin embargo el principal detonante de la emancipación fue la invasión napoleónica de España en 1808; desde entonces los patriotas, denominados así por sus ideas liberales, recurrieron a las armas con el objeto de lograr la independencia de España.
Primera revuelta de Tacna de 1811
Unos años antes del desembarco y sabedores los patriotas peruanos del avance de las tropas del Rio de la Plata (actual Argentina), y patriotas altoperuanos por el Alto Perú (actual Bolivia), los patriotas organizaron en Tacna un movimiento de carácter libertario contra el virrey José Fernando de Abascal y Sousa, Marqués de la Concordia. El 20 de junio de 1811 (día de la batalla de Guaqui, en la que las tropas realistas al mando del General José Manuel de Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles militares realistas (así llamados los españoles) de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de ese mes, se supo en Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en la batalla de Guaqui, lo que causó desconcierto total en las tropas peruanas. Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia, los realistas tomaron preso a Francisco Antonio de Zela al que llevaron a Lima y condenado a cadena perpetua, fue llevado a la cárcel de Chagres, Panamá, donde murió el 28 de julio de 1821, a los 50 años de edad.
Segunda Revuelta de Tacna de 1813
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó sus tropas independentistas derrotadas por Goyeneche y los realistas del Virreynato del Perú en la batalla de Guaqui en la actual Bolivia. El 14 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas por el general Pío Tristan venciéndolo, y deteniendo el avance del ejército realista sobre Tucumán. Seguidamente obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por lo que Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con lo que el ejército Argentino volvió a emprender otra ofensiva ocupando nuevamente el Alto Perú.
El general español Joaquín de la Pezuela que había reemplazado al Teniente General José Manuel de Goyeneche en La Paz, por disposición del virrey del Perú José Fernando de Abascal y Souza, organizó una bien pertrechada partida contra el general Manuel Belgrano y lo derrotó en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y luego en la batalla de Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813. El movimiento de Belgrano, fue detenido.
El tacneño Juan Francisco Pallardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Pallardelli, su hermano Enrique Pallardelli conspiraba en Tacna y Enrique Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en lograr el alzamiento de todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Pallardelli, los patriotas tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente español de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió una milicia colonial al mando de José Gabriel de Santiago. El ejército patriota les salió al encuentro y producida la batalla de Camiara, el 13 de octubre, fueron derrotados los patriotas que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo del fallido intento de Belgrano y las tropas patriotas se volvieron a desorganizar. Enrique Pallardelli y unos cuantos seguidores, huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que la plaza de Tacna era tomada nuevamente por los realistas. Los argentinos aún armaron otra tercera expedición al Alto Perú, al mando del general José Rondeau. Las tropas argentinas lograron tomar las minas de Potosí, pero el 28 de noviembre de 1815 sufrieron una derrota decisiva por las tropas realistas al mando de Joaquín de la Pezuela en la Batalla de Sipe-Sipe.
Rebelión de Huánuco de 1812
La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el régimen colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco, produciéndose la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812. El intendente de Tarma, José González Prada, el 10 de marzo, con un fuerte contingente realista, reconquistó Ambo. Los patriotas abandonaron Ambo y Huánuco desabastecidas; los realistas entraron a ambas ciudades el 19 de marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los insurrectos, que contaban con un ejército de 2.000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron enjuiciados sumariamente y ejecutados con pena de garrote. A otros se les desterró y muchos fueron puestos en prisión.
Rebelión del Cusco de 1814
En 1814, se produjo la Rebelión del Cusco que abarcó una buena parte del virreinato del Perú. La rebelión de 1814 se inició con la confortación política entre el Cabildo Constitucional y la Real Audiencia del Cusco. El primero era percibido como pro criollo y el segundo como pro peninsular. En este enfrentamiento, surgió el liderazgo de los hermanos Angulo quienes fueron encarcelados a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos se escaparon y controlaron políticamente la ciudad del Cusco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y Curaca de Chincheros Mateo Pumacahua. Este último personaje fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru II, y comandante de las milicias realistas en la batalla de Guaqui, pero cambió radicalmente su postura beligerante movido por la pretensión de los liberales de España imponiendo la Constitución de España de 1812 sobre el virreinato del Perú.
En una segunda fase de tipo militar, los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres secciones: la primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando de León Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas, estas fuerzas rodearon La Paz con 500 fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles y aprovechando esto, volaron el polvorín; enfurecidos patriotas paceños, les dieron muerte. Para reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento español, con 1.500 fusileros y muchos indios al mando del general español Juan Ramírez. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, siendo derrotados los patriotas. Pinelo y Muñecas ordenaron a sus tropas replegarse. Una parte de la tropa quedó dispersa en la región en la forma de guerrillas.
La segunda sección patriota se instaló en Huamanga, bajo el mando del argentino Manual Hurtado de Mendoza y tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron pacíficamente.
El virrey Fernando de Abascal y Souza envió desde Lima tropa bien pertrechada y disciplinada, pertenecientes al regimiento Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se produce la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814, las acciones duraron tres días, luego de los cuales los patriotas se replegaron, abandonando Huamanga. Se reorganizaron en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron de nuevo derrotados.
Gracias a los guerrilleros de Cangallo, los patriotas volvieron a reorganizarse. Los guerrilleros lograron obstaculizar el avance realista. Entre tanto, Hurtado de Mendoza, logra formar una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas son puestas al mando del siniestro José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). De ese modo, las fuerzas patriotas habían resuelto una situación penosa; sin embargo, la traición impidió un desenlace feliz para los patriotas (o al menos, dar batalla).
José Manuel Romano, traiciona a Hurtado de Mendoza, dándole muerte y rindiéndose a los realistas; ello provocó la dispersión de los patriotas y la captura de los cabecillas de la revuelta. Las traiciones fueron un hecho común en la rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos era algo común. En el caso de los líderes locales sus filiaciones políticas están vinculadas a los conflictos locales que se expresan en una mayor dimensión.
Angulo, Béjar, Paz, González y otros quienes fueron capturados y llevados al Cusco y ejecutados publicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo de evitar otros alzamientos.
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo brigadier realista Mateo G. Pumacahua. El ejército de Pumacahua, contaba con 500 fusileros, un regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como Curaca de Chicheros, tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena.
Al Cusco fueron enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros leales. Cusco, por múltiples motivos, tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú. Y a su vez el Alto Perú una vinculación colonial administrativa con la ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros revolucionarios de la década de 1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en Apacheta, Arequipa el 9 de noviembre de 1814. Tomaron prisioneros al intendente Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga. Los patriotas ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cusco, el 24 de noviembre de 1814. Pumacahua sabedor de la cercanía de tropas realistas, deja Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se vuelve a reunir y se apresura acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Era normal, esos cambios de “lealtad” en los dirigentes locales de esa época: siempre acordaban “lealtad” al sector que era dueño de la plaza fuerte. Era una forma de garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, pero quedaba claro, que no había una inclinación ideológica, y menos una predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.
Sin la traba de una fuerza militar patriota y la expresada “lealtad” de la clase dirigente arequipeña, las tropas realistas al mando de Juan Ramírez ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815. Dejó como gobernador de Arequipa al general Pío Tristan.
Ambos ejércitos, realista y patriota, se desplazaron por diversos parajes de los Andes, buscando un lugar aparente para el enfrentamiento final. Ambos generales se mostraban muy cautelosos. Hasta que el 10 de marzo de 1815, se encontraron en Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas.
José de San Martín y la corriente libertadora del Sur
El General José de San Martín, por sus dotes de gran estratega, comprendió que la libertad de su patria Argentina, no estaría totalmente segura mientras el Perú no fuera liberado, pues era donde estaba el núcleo de las colonias españolas en Sudamérica, donde la corona española tenía su máximo poderío de ultramar. Fue entonces que preparó su arribo al Perú.
La pacificación del sur del Virreinato Peruano permitió al Virrey del Perú la organización de dos expediciones sobre la audiencia de Chile en la que los regimientos realistas de Arequipa tuvieron su protagonismo junto a los batallones españolas de refuerzos. La primera expedición durante el gobierno del Virrey Abascal permitió la reconquista de Chile en la Batalla de Rancagua. Tras el sorpresivo cruce de los Andes y el triunfo de las armas patriotas en la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Virreinato del Perú para salvar la monarquía y una segunda expedición realista parte en 1818 que lo intentó nuevamente en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San Martin en la batalla de Maipú, lo que debilitó enormemente al Virreinato del Perú privándolo de sus mejores tropas.
Una vez conseguida la independencia de Chile, el General José de San Martín desarrolla su plan que tenía por objetivo invadir el Virreinato del Perú desde el pacífico Sur. Esta empresa en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de Chile. Debido a la situación de anarquía que se vivía entre Buenos Aires y las provincias, el gobierno bonaerense se ve dificultado para sostener la empresa. De esta manera, Buenos Aires solo aporta una parte del presupuesto necesario para la Expedición Libertadora del Perú, siendo casi la totalidad de los costos asumidos por el gobierno de Chile, al mando del Capitán General Bernardo O'Higgins. El gobierno de Chile determinó que el mando de la expedición recaería en el célebre Libertador José de San Martín y el mando de la escuadra en el marino escocés contratado Lord Thomas Alexander Cochrane.
José de San Martín llegando a Pisco, pintura del CongresoFinalmente en 1820, San Martín y O'Higgins logran organizar la expedición que liberaría Perú de la Corona Española. Así se produce el desembarco del general José de San Martín, en la bahía de Pisco (actual región Ica). Los realistas no tenían una escuadra bien equipada, por lo que una expedición patriota por el Océano Pacífico era una causa de temor a los realistas. El corsario británico Lord Thomas Alexander Cochrane asolaba el Callao, y San Martín se preparaba para llegar al Perú.
El 21 de agosto de 1820, se embarcó el Ejército Unido en Valparaíso a bordo de 6 navíos, bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos de los cuales el 50% eran negros libertos. El 7 de septiembre la Expedición Libertadora estuvo frente a Paracas, en la bahía de Pisco en la actual Región Ica en el Perú y el día 8 de septiembre de 1820, desembarca y ocupa Pisco. Desembarcado, San Martín dirigió una proclama a sus tropas y estableció un código de ética a sus tropas para el mejor comportamiento de las mismas durante la campaña que iba a iniciar. Un destacamento desembarcado tomó posiciones en Chincha.
El 14 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Capitán General Joaquín de la Pezuela, que había jurado cumplir la Constitución Liberal de 1812, por orden de Fernando VII, envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones. El día 15, San Martín aceptó entrar en negociaciones. A partir del día 25 de septiembre, los patriotas y realistas entran en primeras negociaciones en lo que se ha denominado las Conferencias de Miraflores y que concluyeron el 4 de octubre sin llegar a ninguna conclusión. El 21 de octubre de 1820 el General José de San Martín crea la bandera del Perú.
Proclamación de la independencia del Perú
El ejército realista al mando del general Cantérac, ya había dejado Lima, rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de Arenales fue enviado en su persecución. El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú Capitán General José de la Serna e Hinojosa, anunció a los limeños que abandonaba Lima para refugiarse en el Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe.
Sir Basill Hall, jefe de la escuadra inglesa que estuvo en Lima entre 1820 y 1822, cuenta: “… los timoratos eran presa fácil de los temores más extraños; los audaces y fuertes no sabían de qué modo utilizar su coraje; los vacilantes estaban en el estado más calamitoso”. Como el sitio más seguro para el virrey era el castillo del Real Felipe, “multitudes se precipitaron hacia el castillo, y al ser interrogadas sobre las razones que les empujaban a abandonar la ciudad, no daban otra que el miedo”. Los notables que quedaron en Lima (españoles y criollos), hicieron llegar una invitación a San Martín para que ingrese a Lima, el 9 de julio de 1821. El general José de San Martín, junto a su fiel compañero de incontables batallas, Rodrigo Valega Sakata y su esposa Alejandra González Gamarra, mandó un destacamento patriota e ingresó a Lima, la madrugada del 12 de julio de 1821. Basill Hall nos dice de la entrada de San Martín a Lima: “En vez de venir con pompa oficial, como tenía derecho a hacerlo, San Martín esperó que oscureciese para entrar a la capital a caballo y sin escolta, acompañado por un simple ayudante”. Dos días después lo hizo el grueso del ejército patriota.
Ya en Lima, el general José de San Martín invitó al Cabildo a jurar la Independencia, que se cumplió el 15 de julio de 1821. El 17 de julio fue recibido en la ciudad el almirante Lord Cochrane. El sábado 28 de julio de 1821 en una ceremonia pública muy solemne, José de San Martín y Matorras, proclamó la Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:
"EL PERÚ DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE".
¡VIVA LA PATRIA ! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"
3 Comments:
es la mejor narracion de la epoca de la emancipacion peruana que he leido en toda mi vida
gracias
Anonimo: gracias por tu comentario
Wow... Q hermozo e interesante y bella manera de contar la historia q paso nuestro pais!! y muchas gracias por esta publicacion!
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