Los animales tienen derecho a permanecer en su hábitat. La enorme riqueza que el Perú posee en su fauna pertenece a todos. Por su parte Brasil es una de las principales fuentes del contrabando de fauna, más de 12 millones de animales son sacados cada año del país hacia un tentador mercado internacional.
El tráfico de animales prospera ante la tolerancia social y sigue la lógica implacable del mercado. Las especies más escasas obtienen los mejores precios y son, por tanto, las más cazadas, acentuándose el riesgo de su extinción.
Es así que la arara-azul-de-lear, una de las aves brasileñas más amenazadas, cuesta hasta 60 mil dólares en Europa, América del Norte y Asia, las regiones de mayor demanda.
El tráfico es también depredador y contribuye a la escasez, ya que sólo uno de cada diez animales arrebatados a su medio natural llega vivo al comprador final.
Sin embargo, pocas personas consideran un delito adquirir hermosos pájaros y monos sacados de su hábitat en países lejanos, y mantenerlos cautivos en un zoológico particular es un deseo de muchos. En consecuencia, el contrabando goza de cierta impunidad, a pesar que se conoce que cada año pueden comprarse y venderse ilegalmente en todo el mundo, además, 5 millones de aves vivas, 10 millones de unidades de piel de reptil, 15 millones de pieles de mamíferos, 9 millones de orquídeas y 350 millones de peces tropicales. Todos estos seres vivos son apartados de sus hábitats naturales para terminar cautivos de un medio que les resulta hostil. Cerca de 700 especies se encuentran en peligro de extinción como consecuencia directa de su captura y posterior comercialización ilegal.
El tráfico ilegal de animales silvestres se está convirtiendo en el tercer negocio más lucrativo en el mundo, después de las drogas y las armas.
NO PERMITAMOS EL TRÁFICO DE ANIMALES
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